Solía ser delgado, ya no. Soy agradable al trato, aunque tengo mis particularidades (principalmente decepcionar continuamente a la gente y no estar a la altura de las circunstancias). Soy muy aburrido y caigo en el esnobismo más veces de las que me gustarían, me he convertido en un misántropo, eso sí, culto y leído, además de tener el molesto hábito de enfrascarme en conversaciones de lo más raras y tediosas para la gente normal (los envidio). Comunicólogo de profesión, agnóstico apático por convicción y nihilista por mero desencanto y/o afición. Soy bastante desenfadado y no me preocupo por cosas que a la mayoría de la gente parecen importarle, de la misma manera en que tengo una tendencia a interesarme por temas que a (casi) nadie le llaman la atención. Tengo un sentido del humor bastante singular, que puede desagradarle mucho a más de uno. Puedo parecer frío y/o elevado (sin serlo en lo absoluto), cualidades que no son precisamente las que me gusta proyectar a primera vista, pero (lamentablemente) son las que salen a la superficie de manera casi inequívoca. Soy bastante reservado, aunque eso puede cambiar a menudo, dependiendo de la situación y de las personas a mí alrededor.